Intervención de Juan Antonio García Amado


Amado comienza diciendo que hay una crisis de lo público en el contexto de que la derecha se mantiene en su lugar y la izquierda ha abandonado ese espacio de abanderamiento de la defensa de los derechos y libertades, es decir, de lo público.

La izquierda o el progresismo hoy es víctima de una trampa que lleva a que lo público desaparezca y que aparentemente se siga creyendo que el Estado tiene razón de ser. Como ejemplos cita el de la colaboración entre universidad y empresa, de tal forma que casi se obliga a que la enseñanza se guíe por los mismos objetivos que las empresas. El saber por saber ya no tiene valor, sino que lo que interesa es la utilización de la enseñanza como herramienta del sector privado.Otro ejemplo es el de las ONG, ya que aquí el Estado es el que abadona sus funciones para que los realice una organización privada, eso sí, con fondos públicos.

Seguidamente, Juan Antonio García Amado hace referencia al sorprendente cabio de la iquierda por el que ha pasado a favorecer a los nacionalismos. Era esperable que los progresistas trabajaran para que los ciudadanos tengamos un futuro mejor, pero de repente, lo progresista es hablar la lengua de antes o rescatar tradiciones. ¿Qué a pasado para que este tipo de políticas sean objeto de inversiones públicas?, se pregunta.

A lo que a continuación responde diciendo que así como hay una penetración de lo privado a lo público, también hay una suplantación de lo público por lo colectivo. Actualmente hay entes colectivos titulares de derechos y, en caso de conflicto, estos derechos merecen más protección que los derechos individuales, se protegen más los derechos colectivos que el hecho de que yo pueda ejercer mis derechos en igualdad.

El ponente explica cómo nació el Estado con el objetivo de prestar el servicio de la seguridad, dándole la postestad de ejercer la fuerza, después nació el Estado como Estado de Derecho, en el que los ciudadanos pueden limitar el ejercicio de la fuerza que puede ejercer el Estado, ya que éste está sometido a las leyes, y por último, desde políticas socialistas se llegó a la puesta a disposición de los derechos sociales al servicio de la igualdad de posibilidades. Para él, el momento en el que la izquierda perdió el sentido de lo público fue cuando en el leninismo el Estado no se pone al servicio de la libertad, sino de un ente colectivo (causa proletaria, el pueblo, etc…).

Actualmente, comenta Amado, la discusión política está entre los que están a favor de que no exista casi Estado, y que todo se regule por el mercado, y  los que creen que debe haber más Estado, que son posiciones centradas; liberales y socialdemócratas.Pero también indica que hay un tercer grupo que considera que la esencia de las libertades no está en los individuos, sino en las colectividades. Estos no dicen que tiene que haber menos Estado, sino más, pero para garantizar la pervivencia de las colectividades. Como justificación de esto último, se obliga a los ciudadanos a hablar una lengua en la que no desean expresarse, a rotular su negocio en una lengua determinada, etc.

La crítica viene del hecho de que ese Estado no deja de recaudar, sino que no recauda para hacernos más libres e iguales. En este caso el Estado fomenta la vida virtuosa (indica qué es lo que tenemos que hacer en cada caso), que es lo que hacía antes la religión, en vz de construir una sociedad más libre e igualitaria.

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